
Cada que Gustavo Galindo pase por el frente del salón comunal de su barrio, El Arenal, la historia le recordará que sus manos le dieron vida a este espacio único para él y sus vecinos.
En comunidad y con el apoyo de otros ‘profesionales’ en el tema de la construcción, sacó adelante el sueño de tener un salón bonito, moderno y, sobre todo, digno.
Gustavo fue uno de los ciudadanos que hizo parte de la Escuela de Perdón y Reconciliación, “un proceso en el que se intervienen las comunidades para generar, a su vez, procesos de construcción de paz, tejido social y confianza”, explicó Natalia Salazar, coordinadora del grupo de corresponsabilidad de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización.
Durante seis meses, esta entidad, Coca Cola FEMSA y la Fundación para la Reconciliación desarrollaron este proyecto en este barrio de la Comuna Uno de Barrancabermeja.
“Se hacen unas actividades comunales en las que los líderes asisten a unos talleres en temas muy puntuales de reconciliación, paz y reconstrucción del tejido social”, indicó la Coordinadora de Corresponsabilidad.
Manos a la obra
Como la idea es que todos estos elementos aprendidos sean puestos en práctica, los vecinos debieron elaborar ellos mismos un proyecto y sacarlo adelante. Su proyecto fue el salón comunal.
“Nos sentimos muy orgullosos de lo que logramos, porque sacamos adelante nuestro salón comunal que tanto necesitábamos y además logramos afianzar nuestros lazos de amor y hermandad”, destacó el presidente de la Junta de Acción Comunal, Víctor Manuel Carpio Mejía.
El líder añadió que el proceso vivido les está ayudando a tener una mejor convivencia dentro del barrio. “Por ejemplo, ya los negocios le están bajando el volumen a los equipos, porque están entendiendo que no a todos les gusta tanta bulla todo el tiempo”.
Qué son las ES.PE.RE
De acuerdo con la Fundación para la Reconciliación, las Escuelas de Perdón y Reconciliación ES.PE.RE son “un proceso pedagógico en donde los participantes reinterpretan un acontecimiento doloroso de su pasado, inmediato o remoto, para superar el dolor y los sentimientos de rencor y venganza que limitan el goce de la vida”.
La propuesta, aseguró, “permite superar la memoria ingrata del pasado, realizar procesos de justicia restaurativa y establecer pactos que garanticen la no repetición de las ofensas”.
Las ES.PE.RE iniciaron en 2002 en 60 barrios de Bogotá y a la fecha se ha replicado en más de diez ciudades del país. Manejan por lo menos 1.200 animadores o replicadores de la información.
El abecé de laS es.pe.re
Con ES.PE.RE se busca conformar en cada barrio grupos de 15 a 20 personas que se reúnan disciplinadamente para aprender a manejar las emociones (las rabias, los odios y los deseos de venganza) en los que se han caído a causa de las ofensas recibidas. Las ES.PE.RE. quieren ser un apoyo privilegiado para los Comités de Conciliación de las Juntas de Acción Comunal, las Unidades de Mediación, los Jueces de Paz, Comisarías de Familia y todas aquellas organizaciones dedicadas a la construcción de paz y convivencia. Su eje central son los animadores o personas escogidas por la misma comunidad para ser capacitadas como líderes en las metodologías del perdón y la reconciliación y su función es replicar estas experiencias en sus comunidades.
¿Qué siente usted al ver cómo quedó el nuevo salón comunal del barrio Arenal?
Víctor Manuel Carpio.
Presidente JAC.
“Es motivo de orgullo porque es una obra que estábamos esperando desde hacía mucho tiempo y la hicimos en comunidad”.
Gustavo Galindo.
Habitante.
“Nos sentimos muy felices porque es una obra que nos va a servir mucho para nuestra comunidad y porque la hicimos nosotros mismos”.
VANGUARDIA