
Benedicto Tamayo se mostró inquieto. Dijo que por segundo año consecutivo la sequía se siente con tanta fuerza que el río se está volviendo innavegable. “Cada vez que baja hay mucha sedimentación y sino, con cualquier cosa ya estamos inundados”, señaló.
Quizás el problema de la sequía en este municipio radica en su acueducto de agua potable, pues la captación del preciado líquido se complica. “Todos los años es lo mismo. El agua nos queda lejos. A veces demoramos en el tanque porque no tiene capacidad para el agua del pueblo, porque las tuberías con muy cortas y no hay plata para ello”, señaló el cantagallense Elkin Vanegas.
Se puede navegar
A pesar de que la misma comunidad denunció las playas que se han formado, no solo en Cantagallo, sino también en Barrancabermeja, la Inspección Fluvial insistió en que aún no hay afectación de la navegabilidad, por lo menos para las embarcaciones menores.
Wilson Ospina, inspector fluvial, aseguró que hasta el momento no ha habido restricciones por la sequía del río; no obstante, recomendó a los pasajeros viajar ligeros de carga para evitar incidentes.
Cantagallo, Puerto Wilches y Puerto Berrío son las poblaciones que más afectación han reportado por los bajos niveles del río.
VANGUARDIA