
De familia de pescadores, Renso pasaba la mayor parte de su tiempo a bordo de un motorcanoa sobre el cual se ganaba la vida. El último día del año anterior no fue la excepción.
“Ese domingo salió a vender unos pescados que recogió y después de eso parece que se sentó a tomarse unas cervezas.
Cuando ya estaba entrada la noche se dispuso a partir para la casa en Bocas del Sogamoso, pero ese fue su fin”, sentenció ayer un hermano del pescador, en una funeraria del Puerto Petrolero.
Efectivamente, mientras preparaba el bote para reunirse con su esposa y sus cuatro hijos Renso cayó al agua.
Su familia lo buscó desesperadamente durante todo el lunes, pero solo hasta ayer se percataron de que el cuerpo de Renso, caprichosamente, nunca se movió de allí, del Puerto de Las Escalas, donde por 20 años desembarcó los frutos que le brindó el río Magdalena.
VANGUARDIA